Eugenia y Alan se conocieron, a través de una amiga del colegio de Eugenia, al acudir a una exhibicion de arte en Tate Modern. ¡Fue amor a primera vista!. Él le pidió el número de teléfono de Eugenia a su amiga y quedaron esa misma semana.

Se declaró en Tulum, México, pero previamente le había pedido permiso al padre de Eugenia a través de Skype y en español!. Sus hermanos le ayudaron a organizar la llamada y a preparar el texto que tenía que decir.

Sabían que se casarían, aunque no lo habían hablado. Eugenia, por si acaso, le había mandado un link de un anillo de Jessica McCormack que le encantaba… Alan se lo llevó a México para pedirle matrimonio, también en español!.

Eugenia llevaba una creación de Roland Mouret, diseñador británico e íntimo amigo de la novia. Trabajaron juntos durante 8 años, es para ella como un hermano mayor. Según me confiesa Eugenia, «Es uno de los mejores diseñadores que hay en estos momentos. Entiende el cuerpo de la mujer como pocos, de hecho le llaman el ‘Bisturí de la Moda'». Cuando le dijo que se casaba, él le preguntó inmediatamente que cuándo que comenzaban con su vestido!.

No podría haber estado más feliz con los resultados porque siempre había querido un vestido moderno pero que pudiese ver en 20 años y todavía adorarlo, y Roland lo consigió.

Acompañó el conjunto con sandalias en color plata de Yves Saint Laurent. Del maquillaje y la peluquería se encargó Maquíllate Conmigo.

Se casaron en la iglesia de las Esclavas de la Moraleja y lo celebraron en la casa familiar de la Moraleja de ella. A Eugenia de siempre le había gustado esa iglesia, porque es pequeña y tiene mucho encanto y de niña acudía allí a clases de catequesis.

En un principio visitaron algunas fincas porque pensaban que sería más sencillo que organizar la celebración en casa. Pero Eugenia y su madre seguían con la idea de hacerlo en casa y cuando comenzaron a investigar, se dieron cuenta que sí podrían hacerlo, aunque tuvieron que asumir un gran riesgo con el tiempo, pero finalmente fue un día increíble. Para la decoración optaron por algo sencillo, moderno y romántico.

El catering fue servido por El Invernadero, fue una recomendación de los padres de Eugenia, y resultó un verdadero acierto. Raúl y Pablo, que a parte del catering llevan el restaurante ‘El Invernadero’, fueron un verdadero encanto. Las decoradoras también fueron recomendación de ellos y entendieron su estilo desde el primer minuto.

Eligieron a Esif Fotografía para su reportaje de fotos y vídeo porque en cuanto conocieron al equipo, no tuvieron ninguna duda. Les encantó su trabajo pero además de eso, les transmitieron desde el primer momento muchísima confianza.