Sandra y Antón se conocieron a través del trabajo y empezaron siendo amigos, pero su historia no empezó hasta dos años más tarde, justo cuando me Sandra se cambió de trabajo. Comenzaron a descubrir que tenían muchas cosas en común: sus madres son gallegas, ambos con familia en Ferrol; los dos montaban a caballo,… Parecía que el destino les quisiera unir.

Se casaron en la iglesia de San Manuel y San Benito. Y la celebración posterior fue a las afueras de Madrid, en un enclave que parecía que estaba pensado para ellos por el entorno y los caballos.

Sandra tenía muy claro el estilo de su vestido, incluso ella misma realizó un boceto con el que fue al atelier para que lo hiciesen realidad. Quería un vestido sencillo en gasa y crêpe, con detalle de encaje en la espalda abierta y puños. Y un fajín con botones de brillantes.

Tiene la gran suerte de que su suegra confecciona tocados y pamelas, y realizó dos tiaras para ella, una para la ceremonia en porcelana y brillantes, y otra para la fiesta de semillas y hojas de porcelana.

Los zapatos fueron realizados a medida en color coral, combinados con tacón y lazada en rojo, le daban ese toque de contraste al vestido y a juego con el ramo. Al igual que los pendientes, que quiso combinar con alguna flor del ramo, eran de zafiro y diamantes, regalo de su pedida. También llevaba un anillo de tres aros, heredado de su abuela, que era una manera de tenerla a su lado ese día. Y una cruz en oro y plata colgada en la muñeca, regal de su madre, bendecida en Jerusalén.

Sandra no quiso que faltase un recuerdo fotográfico adorable con su perro.

Antón llevaba gemelos con el escudo de su familia, chaquet a medida, corbata, regalo de la madre de Sandra, y su reloj de pedida.

Fotos: Liven Photography

Vestido: Diego Estrada, Tiaras: Pilar Loureiro, Ramo de novia: María Arte Floral, Peluquería y maquillaje: Manuel Zamorano, Corbata: Hermés, Reloj: Breitling, Celebración: Hipódromo de la Zarzuela