Jesús y Teresa se casaron en Sevilla,  en la Parroquia de Santa Ana de Triana, justo un año después de conocerse en esa misma iglesia con ocasión de otra boda.

El vestido fue un increíble diseño de Roberto Diz, llevaba cuarenta metros de tul de seda, para la falda, y el cuerpo estaba confeccionado en seda y guipur, Teresa se dejó guiar por las orientaciones de Roberto, y el resultado a la vista está, es un auténtico acierto.

Su velo iba prendido de un tocado, que representaba una mariposa de oro envejecido, una especial creación de Carmen María Mayz.

Los zapatos eran de Manolo Blahnik, un clásico salón de color arena, que le resultó especialmente muy cómodo.

Para el maquillaje y peinado nadie mejor que Manuel Cecilio, ya que había arreglado en otras ocasiones a Teresa y la conoce. Ella no quería nada complicado, sólo aportar frescura y naturalidad, así que se decantaron por una sencilla coleta, un peinado que ella misma usa mucho a diario.

El novio impecable con su chaqué gris realizado a medida en Anglomanía, Madrid.

La decoración de la iglesia, el lugar de celebración y el ramo de novia, así como las coronitas de las damas de honor, corrió a cargo de Cártamo flores.

Isabel Candau, la dueña, tiene un gusto exquisito, y decidieron seguir una misma línea de decoración para todos los lugares, así que apostaron por las rosas envejecidas y pinceladas verdes que daban un aspecto romántico y cálido a todos los lugares.

La celebración posterior tuvo lugar en el Cortijo El Chamorro, una impresionante finca en Dos Hermanas, en un entorno espectacular que dio cabida a los 400 invitados de Teresa y Jesús.

Sus fotógrafas, Susana y Mari Ángeles, de Molina y Royo, capaces de transformar cualquier momento en las fotos más espontáneas y llenas de momentos mágicos.

Molina y Royo
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