Pocas veces he visto fotografías de mi amado Palacio de Meres que hayan conseguido sorprenderme, ya que conociendo el lugar y su magia, es difícil que una imagen lo cambie. Este reportaje de Pelayo Lacazatte refleja un lugar idílico, en el corazón del campo, como perdido en el tiempo con una maravillosa luz grisácea que parece que las fotos hayan salido de un cuento. Divino!.

A veces, un detalle te enamora y construyes todo lo demás pensando exclucivamente en darle protagonismo a ese objeto de deseo. Esto fue lo que sintió Olga al ver la tela de su vestido de novia, un brocado de seda tapicero en gris, una maravilla de tejido.  Su hermana, Cristina Pascual, diseñó su vestido de novia partiendo de un boceto adaptado a las ideas de Olga. El cuerpo, en crepe de seda a tono, se combinaba con una imponente falda que terminaba en una majestuosa cola y remataba el conjunto un cinturón, realizado a mano por la bordadora Carmen María Mayz, en cristales y cordón de seda envejecido.

Al igual que el vestido de la novia, los de las hermanas y el de su madre fueron diseñados por la propia Cristina. Vestidos a medida, con tejidos exquisitos: mikado de pailletes, gasa de seda y muselina de seda,  confeccionados con mimo y de forma artesanal.

De las flores, incluido el romántico y delicioso ramo de la novia, de tulipanes blancos, se encargó Javier de 4 frebes.

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