Ángela se decidió por el atelier de Pilar Serra (Tel. 657 585 865) porque dos de sus cuñadas se habían hecho allí su vestido, y le transmitía mucha confianza: buenas telas, muy buena técnica, y un gran conocimiento de costura. Ella tenía muy claro lo que buscaba: un vestido en crêpe de seda, muy sencillo, con caída, entallado en la cintura y las mangas, escote ‘retro’ estilo años 40 y detalles dorados. Pilar escogió una pieza de bordado a partir de la que cortó partes y creó esa aplicación que marcaba visualmente aún más la cintura. Era dorado para que coordinase perfectamente con la diadema: un espectacular collar de su abuela paterna, que su abuelo había diseñado para ella, montada a modo de tiara. También de su abuela era la preciosa mantilla que la acompañaba. Como pendientes, se decidió por las mismas piezas que su madre había llevado el día de su boda.

El encargado de toda la decoración floral fue Jesús Garrido. Su ramo de novia llevaba rosas de jardín, fresias en color violeta y nardos.

La ceremonia religiosa tuvo lugar en la misma iglesia donde se habían casado sus padres, Nuestra Señora del Carmen, en Cádiz y la celebración posterior se desarrolló en El Baluarte de los Mártires, con una especatular terraza abierta al mar.

Para el peinado y maquillaje optaron un efecto muy natural y la mirada ligeramente definida. El peinado era un recogido bajo, nada compacto, muy suelto y con alguna trenza. Le marcó el pelo para luego poder soltarlo en el baile y sustituir su diadema por un precioso tocado de Mimoki.

En palabras de la novia fue un día emotivo y divertido a partes iguales. No podía parar de sonreír, y así se muestras en todo el reportaje fotográfico realizado por Volvoreta Bodas.

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